Constituyentes loma arriba

La consulta en Pueblo Nuevo confirmó el estudio previo del Proyecto de Constitución. Foto: Germán Veloz Placencia

Decenas de trabajadores de las áreas cafetaleras de Pueblo Nuevo, loma arriba manifestaron sin traba alguna sus consideraciones acerca del Proyecto de Constitución.


Pinares de Mayarí, Holguín. Con aroma de café, no de aquel que emana de la humeante colada, sino del que expelen los granos en plena cosecha, se ha discutido con pasión sobre el país que queremos.

Ocurrió así en Pueblo Nuevo, loma arriba. Allí, decenas de trabajadores de las áreas cafetaleras llegaron presurosos desde recónditos sitios de labor y junto a sus vecinos de los CDR 1 y 2 de la circunscripción 74, manifestaron sin traba alguna sus consideraciones acerca del Proyecto de Constitución.

Será un día para recordar, comentó antes de las discusiones Eloy Galano Gainza, responsable del espacioso y confortable centro cultural donde transcurrió la consulta popular. Junto a un grupo de colaboradores había puesto esmero en el acondicionamiento del salón principal. El escenario, en sitio visible desde todos los ángulos, mostraba el afiche que precisa: «La Constitución del país es la voz del pueblo».

Eso lo tuvo en cuenta Antonio Rizo, un hombre de aspecto bonachón y palabras precisas. «A mi entender, en el Artículo No. 2, al hablar de la República de Cuba, considero que debe agregarse Socialista. Sí, para que quede República Socialista de Cuba. Y las razones no tengo que explicarlas, porque aquí las conocemos bien», dijo.

Cuando Jorge Betancourt solicitó la palabra, todos lo miraron. Resultó inevitable. Hablaría el juicioso presidente del consejo popular de Pueblo Nuevo-Pinares. «Para mí, el trabajo (tenía en cuenta al Artículo 31) no es solo un deber, un derecho y un motivo de honor. Propongo añadir que sea una obligación», expresó con el mismo énfasis que criticó, mediante argumentos palpables, a quienes en medio del ocio irracional gozan de los beneficios salidos de la producción de bienes materiales y de la prestación de servicios.

José de la Paz insistió en las obligaciones. Primero apoyó la intervención anterior, luego puso atención en el Artículo 70. «Es importante porque reconoce que los hijos deben respetar y atender a los padres», expresó.
Isabel Ramírez demostró ser una mujer sensible, al tanto de los asuntos de la niñez. En el folleto sostenido firmemente por ella aparecía subrayado con lápiz rojo el breve Artículo 77. «Se prohíbe, leyó, el trabajo de las niñas, los niños y los adolescentes».

«Debe precisar que es lo mismo para los sectores estatal y privado. Por eso creo que la aclaración debe añadirse. En la zona hay menores que dejaron de estudiar y los han aceptado en puestos de trabajo, sin que los padres y los que los emplearon piensen en su regreso a las aulas para estar en condiciones de desempeñarse mejor en el futuro en cualquier labor».

Por segunda vez intervino Jorge Betancourt y mencionó el Artículo 75. «Garantiza a toda persona el derecho a un trabajo digno, pero creo que debe hablar de la necesidad de establecer un periodo de servicio obligatorio para los que obtienen la calificación adecuada en centros de estudio o en cualquier otro lugar donde reciban preparación».

Sus razones, aclaró, están sustentadas en experiencias locales, a partir del comportamiento de varios profesionales, sobre todo técnicos, quienes en lugar de retornar con el fin de apoyar los planes agrícolas, forestales y ganaderos de la zona, toman otros caminos.

Otras opiniones revelaron la misma sinceridad y dieron pie a reflexiones inmediatas y posteriores. Ocurrió en el análisis del Artículo 84, que da garantías a los estudios de posgrado. La proposición consistió en establecer el pago de una cuota a aquellos que, sin causas objetivas, abandonen esa vía y luego la retomen ante las exigencias de los centros de trabajo. La intención es resarcir parte de los gastos del sector de educación.

Varios estuvieron de acuerdo en transformar el Artículo 121 para no limitar al Presidente de la República a dos periodos consecutivos de mandato. Y en cuanto al límite de edad de quien ocupe el alto cargo (60 años, según el Artículo 122), plantearon la conveniencia de extenderlo mientras esa persona muestre aptitud física y mental.

Algunos no estuvieron de acuerdo con las denominaciones de Gobernador y Vicegobernador, contenidas en el Título VIII(Órganos Locales del Poder Popular). Les parecen distantes de las relaciones de camaradería creadas durante décadas.

Terminada la consulta, Isabel Ramírez ofreció al equipo de prensa un café colado a lo montuno. En ese instante de calidez, igual que lo había hecho Antonio Rizo, recordó espontáneamente las razones que posee para apoyar el proyecto de Constitución.

Los fotógrafos y periodistas habíamos estado otras veces en el asentamiento de 188 viviendas, localizado a unos 30 kilómetros de la ciudad de Mayarí, en el municipio de similar nombre. Pero todos reteníamos en la mente la última visita, el 13 de agosto del pasado año, cuando concluyeron acciones constructivas que, al decir de los lugareños, les cambiaron, para bien, la vida.

Aquel día, entre otras cosas, fue inaugurado un minirestaurante y el centro cultural donde transcurrió la consulta. Este último, con capacidad para unas 200 personas, es el epicentro de un fuerte movimiento de artistas aficionados que reúne un coro infantil, músicos y amantes del teatro.

Todos hablaban de las remodelaciones profundas del consultorio del Médico de la Familia, la bodega y la farmacia. Similarmente, describían los detalles de la ampliación de los locales y áreas de la escuela primaria Aleida Fernández, completada con base material de estudio y medios para cerca de 60 alumnos de prescolar a sexto grado.

APUNTES NECESARIOS

Antes de iniciar la trepada hasta Pueblo Nuevo había confianza en el apoyo que sus habitantes darían a la consulta popular del proyecto de Constitución. La certeza provenía de los comentarios expresados al team de Granma y del semanario ¡ahora! por funcionarios políticos al tanto del proceso en el municipio de Mayarí.
Yoan Carlos Robins Cuba describió una especie de hoja de ruta, reveladora de un itinerario seguido a través de sitios que por su nombre describen parajes distantes, entre ellos Juan Piedra Arriba y Juan Piedra Abajo, La Ayúa, Arroyo Blanco y Nipe Wy.

«Me resultaron interesantes las propuestas y eso tiene que ver con el nivel cultural general de las personas. Se habla del machismo que hay en los campos, pero los hombres estuvieron a favor de los derechos de las mujeres.

«El Artículo 68 tuvo propuestas diferentes. Tiene las de quienes desean que se mantenga la definición de matrimonio entre dos personas y las de aquellos que están a favor de dejar la de la constitución vigente. Recuerdo que una persona planteó no insistir tanto en el tema, porque hay asuntos de mayor peso. Así es nuestra gente de campo; discute libremente».

Tras el retorno de Pueblo Nuevo estimamos necesario el encuentro con el personal del puesto de mando que sigue con lujo de detalles las asambleas de consultas a lo largo y ancho del municipio. Wilmer Figueredo Sánchez, máximo responsable allí, aseveró que de las 1 334 organizadas, hasta el momento del intercambio se habían realizado 1 126.

Solicitadas varias precisiones, confirmó que una parte se ha desarrollado en zonas rurales, en el amplio escenario de los consejos populares de Cosme-Herrera, Caridad, Nipe-Ayúa, Guanina, Guaro, Colorado, Guayabo, Pinares, Arroyo seco, Chavaleta, Cajimaya, Felton, Juan Vicente y Cabonico.

De acuerdo con informaciones que estimó totalmente confiables, la participación en esos lugares superaba las 10 900 personas.

No se trata de datos para cumplir con frías estadísticas. Tampoco son números para engrosar relatorías que evidencien ante otros los procedimientos democráticos en vigor en Cuba. La esencia de esas cifras está en la confirmación de la voluntad de garantizar a todo compatriota, por muy intrincado que esté su lugar de residencia, el derecho a pensar y actuar como constituyentes. 

 

 

 

Tomado de Granma