Campesinos villaclareños, al tiempo que fomentan cultivos en rotación y de ciclo corto, continúan con donaciones para centros hospitalarios y de aislamiento en una campaña por la prevención, control y propagación de la COVID-19.
Campesinos de Manicaragua en su cuarta donación de alimentos. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Sin pudor, Marta se levantó la blusa y mostró la pronunciada herida vertical que tiene en el abdomen. La mujer desanda los surcos de pimientos que fomentó Franiesky, el hijo. Ella no rebasa las seis décadas de existencia y, aunque es una paciente oncológica, necesita hacer su aporte diario. Su misión, dice, es contribuir a acopios de vegetales destinados a centros hospitalarios que atienden a personas enfermas con la COVID-19 y a aquellos que permanecen en áreas de aislamiento.
Aunque en sitios diferentes de Manicaragua, el caficultor agroecológico Genaro Rafael González Beltrons piensa de similar manera. Tal vez el hombre y la mujer apenas cruzaran palabras en alguna reunión previa. Sin embargo, como dice el cosechero serrano, «compartimos lo que tenemos en nuestras fincas. No damos lo que sobra». Es un principio y una filosofía en nuestro país, y también caracteriza a todo productor que cree en su trinchera campesina: el pedazo de tierra.
Marta Arboláez López muestra la cicatriz de su herida y siente orgullo de donar alimentos a centros hospitalarios y de aislamientos por la COVID-19 en la provincia. (Foto Luis Machado Ordetx)
A Marta Arboláez López, la madre de Franiesky Abreu, el campesino-comercial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) Cuenca Sur, la encontré temprano de mañana junto a los sembrados de pimientos, allá en el asentamiento de María Rodríguez, en las proximidades de Mataguá.
Cerca de esa comunidad iba montada en su yegua Eliany Romero López, económica de la cooperativa, tras vencer un viaje por sucursales bancarias de Manicaragua. La joven también hace su parte para no detener el trabajo agropecuario, y cuenta con satisfacción cómo todos los campesinos representan una gran familia a quienes sobra altruismo y solidaridad. A veces resulta difícil «hacer parir» la tierra por carencias de insumos, petróleo para el riego y hasta por la sequía, pero también es necesario abastecer los mercados para ventas a la población.
Ellos integran la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Remberto Machado, y al igual que otros homólogos del municipio, recolectan cultivos varios para establecer donaciones de alimentos. En tres ocasiones enviaron sus acopios, y con humildad encierran satisfacciones disímiles, muy difíciles de describir en sencillas palabras. Las contribuciones las consideran un deber, y tienen sus valías aun cuando creen que no será la última vez que protagonicen gestos de ese tipo.
Eliany Romero López, económica de la CCS Remberto Machado, en María Rodríguez, en labores de atención a los campesinos y de relaciones contractuales con instituciones estatales. (Fotos Luis Machado Ordetx)
Es el principio que acogió Reinaldo García Arteaga, presidente de la CCS Domingo Lara, en Guabina, quien en varias ocasiones y a nombre de los 164 socios llevó alimentos al policlínico de Mataguá, centro desde el cual se despliegan los recursos humanos en labores higiénico-epidemiológicas contra la epidemia.
En Santa Elena radica la finca de Yolexis Chaviano Reyes, uno de los más destacados vegueros del municipio. Ahora el hombre y su familia andan en afanes del corte de hojas a la solanácea, pero eso no impidió que antes integrara equipos de visitas para conocer el estado de salud de los vecinos.
Plantaciones de maíz y viandas abundan en zonas campesinos para contribuir a la alimentación del pueblo. (Foto Luis Machado Ordetx)
Todavía resta mucha parte del principal de la planta por acopiar, y cree que logrará más de 20 toneladas de la rama verde. La tierra liberada se sembrará paulatinamente con maíz, sorgo y cultivos varios para mantener estabilidad en las donaciones. No obstante, con sistematicidad salen de la finca frutales y viandas que van a centros hospitalarios.
Trinchera agrícola
Parte de los acopios de donaciones campesinas. En el extremo derecho Betsy Arroyo Rafuls, presidenta de la ANAP en Villa Clara. (Foto: Luis Machado Ordetx).
Así denomina Genaro Rafael la misión que toca a los campesinos cuando aborda el tema de las siembras y los traspasos de alimentos. Piensa el hombre en los abrazos y saludos que dará a partir de la erradicación de la COVID-19 y los posibles contagios.
En las proximidades de El Bagá, Quiebrahacha, Palmarito y La Esquina, hay una sequía que levanta polvaredas en el camino. El río Agabama queda cerca y su caudal parece marchito, aunque por momentos aparecen fuentes de agua. Los campesinos, muchos dedicados a cultivos varios, la ganadería y los vegueríos, tienen suelos preparados para recibir las tardías lluvias de primavera, y fomentar las plantaciones. La rotura de un transformador eléctrico que beneficia el riego de agua jugó una mala pasada en áreas que, antes fueron de tabaco y después, de vastas extensiones de plátano.
La preparación de tierra un baluarte para cultivos de ciclo corto. (Foto: Luis Machado Ordetx)
Allí, en Arroyo Seco, está la CCS Niceto Pérez, la mayor productora de cultivos varios en Manicaragua. En unas 1400 ha descansan acopios para el municipio y la provincia. René Amorín Lorenzo es el presidente de la cooperativa y enumera con satisfacción labores de planificación agropecuaria. Los 138 socios tienen la mira puesta en la sustitución de importaciones, sean en tabaco, leche y carne, así como en cultivos varios, y hablan con satisfacción de alimentos dirigidos a hospitales.
En aumentar las exportaciones cuando las condiciones sanitarias del mundo y el país lo permitan insiste Marcial Fuentes González, un caficultor de la CCS Ignacio Pérez Ríos, en Veguitas.
El empleo de la tracción, una costumbre campesina para asistir el suelo y dar atenciones culturales a las plantaciones. (Foto Luis Machado Ordetx)
De un lugar a otro los campesinos aúnan esfuerzos y cada cual, desde el pedazo de tierra, apuntó Fuentes González, contribuye con viandas, granos, frutales y hortalizas. Todo lleva el peso de la solidaridad. Esta última donación, la cuarta que acometen en Manicaragua, sumó unas 2 toneladas de alimentos, y las cifras aumentarán y serán más sistemáticas, resaltó Dianelis Léon Bermúdez, la presidenta de la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) en el municipio. Ahí está, como en los momentos excelentes y los duros, como ahora, el orgullo imperecedero por la tierra.
Tomado de Vanguardia
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