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Campesino manicaragüense mantiene, entre otras, producción de granos y aceite. |
Con apego al surco de donde nunca ha salido, diseña cada parcela bien definida y con acomodo casi geométrico mantiene sus cultivos. En estos tiempos, ahí están los que hace algunos años se propuso lograr: producir el aceite para el consumo familiar durante todo el año a partir del anjonjolí, maní y el girasol, este último con la intención además de favorecer sus acentos graneros en cuyos cultivos, este guajiro semeja un ingeniero agrónomo.
«Siembro dos surcos de frijol, el tercero de girasol y el cuarto, más frijol y este sainete lo repito en el área, así el girasol protege de plagas, mantiene humedad del suelo y da cobija buena al frijol, así intervalo y hago doble cosecha», detalla Moreira.
Y así, con esa sapiencia, son desconocer la falta de insumos y los elevadísimos precios, ya va por la segunda vuelta de recogida frijolera de diferentes variedades del negro, blanco, colorado probadas en sus tierras con rendimientos loables y eso y «eso que es a pulmón, sin paquete ni otra bondà que no sea el trabajo», acota con beneplácito más que con queja.
Las jornadas finales de trilla constituyen triunfos para Moreira e hijos también entregados a las labores del campo, quizás por heredad de esa pasión sitiera de su padre, productor agrícola integral.
¿Destino de los quintales y quintales de frijoles? Ahí está el empeño de su palabra para el que sale después del consumo familiar, pues no entiende de «por la izquierda», nunca ha hecho trato con los revendedores, todo por la derecha directo a la Empresa Provincial de semilla y el excedente, aún sin suficiente claridad a qué Empresa estatal venderle por incongruencias en el precio.
Mientras, sí le quita el sueño, la situación de la micropresa como fuente de abasto de agua, ya al punto de desaparecer, no solo por la sequía, sino por la imposibilidad de limpiarla, «los tantos arrastres me la tienen sin agua y si el líquido, aquí no soy nadie, no produzco», dice sin ajustarse el sombrero y ahí sí se advierte el quejido de este guajiro apasionado por la sitiería.
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