Me resultó muy grata la invitación del ingeniero Alfonso Gil Padrón, quien atiende el cultivo de la papa en Villa Clara. ¡Cómo no lo iba a ser! Volvería a la zona de mi Venturilla natal, en Manicaragua a entrevistar a un amigo de la adolescencia que se hizo profesor de Matemática y hoy es un destacado campesino: Gustavo Rodríguez Suárez. Mientras él mismo repartía la merienda a los que trabajaban en la cosecha de la hectárea de papa que sembró por primera vez, transcribo para ustedes el audio del diálogo sostenido en pleno campo.
-Tú eres el profesor que regresa a sus orígenes.
«Bueno, yo toda una vida he trabajado en el campo, nunca abandoné la finca y me mantuve siempre junto a mi padre aun cuando estudié y trabajaba como profesor. Y hacía vegas de tabaco también y ordeñaba mis vacas todos los días siendo profesor».
-Recuerdo que cuando falleció tu padre te hiciste cargo de la finca.
«Correcto, se me estrechó mucho la situación y entonces tuve que decidir y venir para acá».
-Pero tú nunca has sido un campesino más, sino un campesino de vanguardia. ¿Por qué?
«Me he esmerado siempre y cada vez que han venido y han tocado mi puerta he respondido. Este mismo cultivo que estamos cosechando hoy, la papa, te puedo asegurar que nunca había visto una mata de papa y hasta ahora todo el mundo dice que los resultados son buenos».
-¿Y cómo fue que te arriesgaste a sembrar papa, porque este es un cultivo muy técnico y tú no eres ingeniero agrónomo?
«Miedo a las cosas no se le puede coger, uno lo que tiene que hacer es escuchar al que sabe».
-Sembraste papa en un año muy difícil en que ha faltado hasta el petróleo para regarla.
«Aquí nos han apadrinado bastante y se nos ha entregado todo lo posible siempre».
-Esta primera vez sembraste una sola hectárea, pero en los próximos años pudieras sembrar más.
«Sí, espero que los resultados al final sean muy buenos y en ese caso vamos a crecer».
-Y yo tengo la esperanza de que no se mantenga el barbarismo de que la papa valga menos que el boniato y la yuca.
«Eso se debe analizar y que nos den respuesta urgentemente de esa situación».
-Ahora Gustavo, estamos hablando de la papa, pero usted primero que todo es un veguero.
«Tengo dos hectáreas de tabaco, ya cosechado el principal, con 4 mil 086 cujes dentro de la casa de tabaco y vamos a coger la capadura. Se me ha enfermado un buey y por eso no he podido “apolcarla”, pero ya está mejor y podemos cultivarla y regarla para coger buena capadura también».
-Yo recuerdo de niño aquí en Venturilla que la mayoría de los vegueros como mi padre sembraban unas 30 mil posturas de tabaco. Usted siempre fue un veguero en grande.
«Siempre, ya tengo 66 años y he decrecido un poco porque los años no van pasando por gusto, pero todavía se pone la mano en eso también».
-Y además de tabaco y de papa siembras otros cultivos.
«Tengo arroz también sembrado, frijoles, yuca, boniato y ahora voy a sembrar maíz».
-Y sigues teniendo la mentalidad del profesor de cumplir con todo.
«Eso no va a cambiar, eso es por vida, y orgullo que tuve alumnos míos que están aquí hoy y me están mirando ahora mismo cuando tú me entrevistas».
-¿Cuántos hombres tienes aquí trabajando contigo?
«Permanentes tengo seis, más días como este que uno busca gente también».
-Que además los atiendes.
«Sí, cómo no, ellos comen de esta finca también.
-Una persona como tú, que tuvo éxitos como profesor y también ha triunfado como campesino. ¿Con cuál de los dos se queda?
«Ya con la edad que tengo me tengo que quedar como campesino, es un poco tarde para regresar a Educación, aunque nunca he dicho que no volveré, porque disposición tengo y me gusta dar clases de Matemática».
-Y sigues llevando el maestro dentro.
«Sí, y se lo he trasmitido a mi hijo que es maravilloso, muy bueno, muy bueno, muy bueno».
Tomado de CMHW
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